sábado, 25 de abril de 2009

PERDÓNAME
Sólo una palabra
resuena en el silencio,
se quiebra la voz
partiendo desde mi
y frente a mi.

Por tanto dolor acumulado
tantas horas perdidas y abandono,
por haber olvidado al amor
que yace penitente
en el rincón de las espinas.

Sólo una palabra
que no puede enmudecer
sólo por ser.

Una palabra que cuesta
pues se debe.

Y uno se retuerce y gime y se desgarra
y casi no se atreve a pronunciarla.

Pero en el lago azul profundo de tus ojos
que me calman,
yo me hundo y me atrevo y te la digo:

¡Perdóname!

Fatiguitas...

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